Tu mejor aperitivo sabe a queso manchego

Sus centenares de variedades colman alargadas y atractivas mesas en bodas, comuniones y eventos de todo tipo. Es protagonista de aperitivos, base de pizzas, salsa en los crepes, condimento en la pasta, alegría en las ensaladas e indispensable en muchos postres. Las recetas en las que aparece el rey lácteo son infinitas, aunque el queso tiene esa magia y pureza que consiguen que degustarlo por sí solo sea ya una gran satisfacción para el paladar. Intensos, suaves, cremosos, para derretir o para dar consistencia. Existen quesos para todos los gustos, pero sería imposible hablar de los mejores del mundo sin mencionar los quesos manchegos.

Y es que si lo que buscamos es calidad y acierto, la procedencia de este adictivo alimento es una de las claves. Hacienda Guijoso, que históricamente se ha dedicado a producir vinos a través de Pago Guijoso en el municipio albaceteño El Bonillo, lanza en exclusiva una selección limitada de queso de oveja que incorpora a Familia Conesa en un nuevo mundo de sabores y aromas.

Hablar de Hacienda Guijoso es hablar de armonía con el entorno y de garantía de calidad, ya que los quesos de Denominación de Origen Manchego Hacienda Guijoso se elaboran a partir de leche obtenida de ovejas de pura raza manchega. Actualmente, su ganadería propia forma parte de AGRAMA, la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino Selecto de Raza Manchega. Esta entidad está reconocida de manera oficial por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y engloba a ganaderos que trabajan para mejorar la productividad y la calidad del sector ovino manchego.

Existe un factor clave que permite que Hacienda Guijoso logre esos elevados estándares cualitativos en su queso de oveja, y es que el menú con el que se alimenta a su ganadería está especialmente elaborado para que contenga un alto contenido en grasas y en proteínas. La dieta consiste básicamente en porciones de maíz, trigo, guisantes y ray-grass o césped inglés, es decir, que se prepara de manera ecológica y natural. Esto, sumado a la pura raza manchega a la que pertenecen las ovejas, influye en las propiedades posteriores del producto final.

Una vez obtenida la leche, se utiliza esa materia prima para producir grandes quesos manchegos. El proceso se desarrolla de manera cien por cien tradicional, ya que uno de los objetivos que se plantea Hacienda Guijoso es recuperar la esencia de los antiguos maestros queseros y mantenerla para transmitirla en su proyecto personal.

Si buscas sorprender a través de un sabor intenso, el queso manchego curado de Hacienda Guijoso es una opción con la que acertarás. Los comensales querrán probarlo una y otra vez, y será una elección idónea para presentar en tablas de pizarra o de madera, cortado en pequeños tacos y combinado con algún fruto seco como la almendra o el anacardo. Recuerda ofrecer pan tostado, rosquillas o similar para quien lo prefiera acompañado. En un entrante o aperitivo con queso, ten en cuenta que el maridaje será la guinda para crear un momento perfecto. Desde Vinorea te proponemos elegir alguno de Familia Conesa, como puede ser El Beso de las Uvas, un 100% chardonay complejo en boca que desprende untuosidad e intensas notas a ahumados. Si te decantas por un tinto, La Sabina Crianza Merlot dotará al paladar de elegante golosidad y aromas frutales. También La Doncella Rosado será una perfecta elección, ya que aportará atractivas notas a piruleta y frutas rojas, además de suaves matices a caramelo.

Para elaborar este queso manchego curado es imprescindible tener en cuenta el proceso de curación que lleva a cabo Hacienda Guijoso, ya que estos quesos descansan en una cava subterránea donde se sitúan en contacto con tablas de madera de sabina. Este árbol es una especie autóctona de la zona y es el más protegido de toda Europa. La madera de la sabina presenta una calidad óptima, ya que es muy resistente y desprende un aroma único que se ve reflejado en la elegancia de estos quesos manchegos.

Hacienda Guijoso ofrece también otra gama de exquisitos productos en forma de cuña, en porción de un kilo y medio o de tres kilogramos. Se trata del queso manchego semicurado, que puede combinarse de mil formas distintas pero que será el rey de la mesa si se degusta individualmente. Puede presentarse en tacos o en forma triangular y casará a la perfección en un aperitivo con queso en el que esté acompañado de foie, tomate seco, higo o salmón ahumado. No olvides maridarlo con un buen vino. Acertarás si sirves una copa de La Sabina Syrah, con su potencia y su tanino dulce y carnoso. Asimismo, puedes optar por La Doncella Blanco, un vino con mucho empaque en el que brilla la fruta tropical y que aporta gran sedosidad en boca. Si lo que buscas son aromas florales y toques especiados conjugados con carnosidad y notas a fruta madura, La Sabina Gran Reserva Cabernet Sauvignon se convertirá en tu mejor aliado.

Las opciones llegarán tan lejos como tu imaginación, ya que el queso manchego es combinable en multitud de eventos, no importa si son de aire formal o más casuales. Una excelente elección para disfrutar de un gran momento y satisfacer a los paladares más exquisitos.

Redacción: Nuria Guerrero