Los vinos de Finca Río Negro tienen mucho que contar

Los vinos de Finca Río Negro tienen mucho que contar

Publicado el : 04/05/2018 09:04:31
Categorías : Vino

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Vinos de Guadalajara. ¿Interesarán? ¿Captarán la atención del consumidor? Es cierto que nos encontramos en una tierra – Cogolludo – que cuenta con una afamada historia de éxito vitivinícola. Sin embargo, la despoblación y la filoxera que invadió la zona hace siglos supuso el cese de esta tendencia. Ahora sabemos que esa parada ha sido tan solo una pausa en el camino y ahora, de nuevo, los vinos de Guadalajara brillan en el mapa gracias a las producciones de Bodegas Finca Río Negro.

Hablamos con Víctor Fuentes, director comercial de la bodega e hijo del presidente y propulsor del proyecto, José Manuel Fuentes.

Vinorea: ¿Dónde se encuentran los orígenes de Bodegas Finca Río Negro?

Compramos la finca en 1998, si bien mi padre llevaba buscando ‘la tierra prometida’ durante diez años. Cuando llegó a este viñedo, se enamoró y vio una conexión entre el pueblo de Cogolludo y su familia, ya que ellos eran de Palencia y también vivieron la emigración. Viniendo del mundo de la consultoría y el marketing, tenía claro que quería hacer un vino de calidad.

Víctor Fuentes: Los inicios responden a una ilusión por parte de tu padre, pero, ¿en algún momento intentasteis pararle los pies? ¿U os lanzasteis toda la familia hacia la idea?

En mi familia somos seis hermanos: dos estamos dedicados a la bodega, tres están en otra empresa y el sexto es el director financiero del grupo; es decir, todos estamos en el mismo barco, apoyándonos en cuerpo y alma. Si bien es cierto que ahora Finca Río Negro es una realidad, en su día fue una idea muy arriesgada y había escepticismo pero también tranquilidad, porque las cosas se han hecho con mucha calma. Empezamos con una hectárea y en el garaje de casa, por lo que el riesgo era mínimo. Sí es verdad que luego los amigos cataban los vinos y emprendieron la gracia de que eran ‘cogolludos’, por lo que plantamos un par de hectáreas más porque vimos que daba la talla y, aunque solo fuese por autoconsumo y experimentación, merecía la pena.

Ya cuando el proyecto arrancó un poco más en serio, en 2005, teníamos la certeza de que podíamos hacer algo que mereciera la pena. El riesgo estaba ahí pero el tiempo nos está dando la razón. Ahora en el mercado son siete las añadas que han salido de Finca Río Negro: cinco han tenido 92 puntos Peñín, uno ha tenido 91 y otro ha tenido 93 puntos, por lo que seguimos una línea constante de calidad muy importante.

V: Tras una década de experimentación, en 2009 dais el salto al mercado. ¿Cómo vivís ese momento?

VF: Tuvimos una acogida muy buena, dentro de que estamos hablando de finales de 2009, es decir, un momento en el que España está sumida en una crisis radical. Fue probablemente la peor época de las últimas décadas en la que podíamos haber salido, si bien despertábamos sorpresa y simpatía por llevar la etiqueta de Guadalajara, que era algo diferente que fue abriendo puertas en un primer momento. Luego, la calidad de los vinos terminaban de abrirlas de par en par.

No ha sido un camino de rosas, porque nadie regala nada y hay muchísima competencia. Tenemos claro que hay que trabajar mucho para sacar las cosas adelante.

V: Nos ubicamos en Cogolludo. ¿Cómo se consigue convertir lo que podría ser el mayor de vuestros problemas – encontraros a casi 1.000 metros de altitud – en una ventaja?

VF: Cuando empezamos, al estar en plena sierra, estábamos en una zona aparentemente demasiado fría para el cultivo de la vid y que podía tener una serie de riesgos difíciles de salvar. Sin embargo, ese hándicap se ha convertido en nuestra mayor virtud por varias vías.

Por una parte, por cómo hemos acondicionado el viñedo a las condiciones del terruño, lo que ha supuesto muchos años de experimentación para conocerlo muy bien y para hacer una adaptación adecuada al ecosistema.

Por otra, es verdad que, por desgracia, estamos viviendo un cambio climático en el que la tendencia es hacia más calor y menos lluvias, entonces antes sufríamos años fríos que ahora ya no existen, e incluso estamos empezando a cambiar tipos de poda para adaptarnos a una mayor insolación, a más calor y a menos lluvias, aunque, esto último se ve solventado por la cercanía a la sierra.

Además, tenemos menos horas de sol y una gran amplitud térmica que en verano llega a ser de más de 20 grados. Eso es clave porque nos permite maduraciones muy lentas, lo que es fundamental para mantener una acidez natural alta y unos niveles de azúcar relativamente bajos, es decir, que luego el nivel de alcohol no es excesivamente alto. Pero, sobre todo, ayuda a que se produzca un equilibrio en las maduraciones, es decir, que cuando llegamos a los niveles de azúcar y acidez adecuados que te indican que es el momento de la vendimia, pruebas la uva y ya se ha producido la madurez fenólica y también la aromática y gustativa; ese equilibrio es muy importante.

Como factor diferencial gracias a nuestra ubicación también podemos destacar que tenemos menos horas de insolación pero rayos UVA más fuertes. Así, como el objetivo de la uva es proteger la semilla, se produce una piel más gorda que lleva a una mayor concentración. Esto desemboca en vinos más expresivos. Este último rasgo también se ve favorecido por la ligera deshidratación que produce el hecho de encontrarnos en una meseta, es decir, en una zona ventosa.

V: Finca Río Negro es vuestro buque insignia. ¿Qué podemos encontrar en él que le hace tan especial?

VF: Cuando salimos al mercado lo hicimos solo con 10.000 botellas de Finca Río Negro, es decir, solo con una referencia. Eso es porque teníamos muy claro que teníamos que hacer vinos de calidad y ser capaces de sacar de la tierra el máximo de calidad que la tierra fuera capaz de dar. Todos esos esfuerzos fueron destinados a lograr el mejor vino posible, y Finca Río Negro fue el resultado.

V: Pero con el paso del tiempo decidisteis sacar otras referencias.

VF: Así es. La primera añada de 992 fue en 2013. Este vino sale un poco en respuesta a la tendencia del mercado de buscar vinos más jóvenes, más frescos, frutales, de aire más moderno y que nos permitieran acercarnos a otro tipo de consumidor más joven y moderno y a otras pautas de consumo de barras de nivel y tapeo.

Por otro lado, hace un año salió Finca Río Negro 5º Año respondiendo a una necesidad de pegar un puñetazo en la mesa y, tras muchos años trabajando en ello, sacar un vino de guarda, de gran intensidad, catalogado actualmente con 95 puntos Peñín.

V: Vuestra expansión actualmente no conoce fronteras. ¿En cuántos países estáis presentes?

VF: El 70% de nuestra demanda es interna, es decir, es España, mientras que el 30% restante se dedica a exportación y está muy divida: tenemos gran parte en China, un poco en Singapur, Japón y Ruisa. La Unión Europea también es importante, con Alemania y Suiza como los principales mercados pero también llegamos a Polonia, República Checa, Holanda, Bélgica, Suecia y Dinamarca. Además, estamos presentes en México, acabamos de empezar en Panamá, estamos con los papeleos para arrancar en Colombia y estamos en algunas zonas de Estados Unidos y de Canadá, por lo que tenemos las fichas muy repartidas.

V: ¿Cuáles son vuestros planes de futuro?

VF: El objetivo es seguir haciendo la máxima calidad posible y que todo el mundo que se acerque a Finca Río Negro tenga la certeza de que siempre que abra una botella, se va a encontrar vinos de calidad.

A partir de ahí, crecer un poquito, llegar a las 210.000 botellas, que es nuestro límite para alcanzar la velocidad de crucero en cuanto a producción.

También queremos seguir incorporando alguna otra referencia. Ahora estamos emocionados con una variedad única de la que se encontraron solo dos cepas en un viñedo residual perdido de Cogolludo. Es una variedad que se ha ido multiplicando e investigando y queremos, por primera vez, incorporarla a nuestro viñedos. Todavía es secreto y, de hecho, están registrando a día de hoy el nombre porque no se tiene registro de ella. De las distintas variedades que se encontraron en toda Castilla, esta es la que mejor resultados ha dado: presenta más acidez e intensidad aromática que la Tempranillo y tenemos muchas esperanzas. También estamos experimentando con otras variedades, ya que el hecho de no tener vecinos supone que no tengamos a nadie de quien copiarnos; por eso tenemos que ser muy activos en investigación.

V: ¿Qué podemos decirles a los clientes de Vinorea para que elijan vinos de Finca Río Negro?

VF: Esa es la pregunta del millón, pero lo cierto es que los vinos de Río Negro se caracterizan por algo. Son muy buenos técnicamente, todos están por encima de 90 puntos en todas las guías, han sido premiados en concursos… Pero, al margen de tener esa certeza, también están muy ricos. Son vinos que gustan a la gran mayoría de las personas, a los consumidores que se acercan al vino para tener un placer y un disfrute, y los vinos de Bodegas Finca Río Negro son entendibles y satisfacen a la mayoría de los paladares.

Redacción: Nuria Guerrero
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